Guillermo pelea contrarreloj para imprimirle su sello a Boca, aunque sabe que será muy difícil de acá a junio. En una charla con Ole habla de Bianchi, Tevez, el planteo contra River y por qué aceptó dirigir los dos clásicos.
Irremediablemente, la nota tendrá que empezar por la anécdota, que a la vez pinta tanto al personaje como a esta realidad de Boca que necesita tanto de una mejora en su realidad futbolística como de cuanto gualicho o amuleto de la suerte se le pueda cruzar en su camino. En el fútbol, como en la guerra o en el amor, todo vale, al menos para salir de la mala.
-¿Te llamó Bianchi?
-Sí, me llamó. En realidad me mandó un mensaje pero todavía no pude comunicarme. Estaba de viaje, Carlos. Seguramente voy a estar en contacto con él cuando vuelva. Además, tampoco tuve demasiado tiempo en estos días como para dedicarle un tiempo.
-¿Habrá servido el mensaje para conseguir el empate el domingo?
-Noooo, a Carlos lo voy a usar para ganar, jajaja.
-¿Cómo lo vas a usar, le vas a pedir un consejo, una mirada suya?
-Y... va a tener que venir acá a la cancha (risas). El me vino a ver cuando jugamos la final de la liga de Estados Unidos con el Columbus Crew. Estábamos todos formados para el himno, y cuando miro para el frente lo veo, ahí parado, en un palco. En un momento cruzamos miradas y lo veo me hace un gesto así, bajando la cabeza tipo reverencia. Dije listo, triunfo asegurado. Los de Nueva York ni se imaginaban lo que se venía (más risas).
-Fue como la bendición del Papa, digamos.
-Sí. Con ese gesto, listo. Ya está. Sentenció el partido.
Ya lejos de la broma, Guillermo Barros Schelotto se pone serio para hablar de Boca. No se muestra ni optimista ni pesimista, un realismo crudo, directo al mentón, surca cada respuesta, cada análisis. No promete otra cosa que dedicación, trabajo en las dosis homeopáticas que impone una agenda apretada. Prometer nunca, rendirse jamás...
-¿Boca está mejor, igual o peor de lo que vos te esperabas?
-Igual, yo sabía que las cosas no estaban bien en muchos aspectos, pero también cuento con un buen plantel, con muchos jugadores de calidad. Uno tiene que apostar a trabajar para sacar lo mejor de ellos. En los tres aspectos -físico, anímico y futbolístico- hay problemas que, de hecho, terminaron en el cambio de entrenador. Si esto fuera fácil, cualquiera lo haría. Quiero aclarar que sólo hablo desde el miércoles pasado, no hablo del Vasco o de las etapas anteriores. Tengo un diagnóstico, una crítica formada pero sólo hablo desde el momento en que asumí.
-Los técnicos dicen que el jugador de más calidad asume más rápido los conceptos. ¿Te está pasando eso, podés ahorrar tiempo ahí?
-Sí, el tema es que no puedo entrenar. Llevamos menos de una semana, jugamos dos clásicos y con los que jugaron contra Racing y contra River no pudimos entrenar. Y nos vamos a La Paz...
-¿Qué es lo que más te preocupa?
-Eso, el poco tiempo de trabajo que vamos a tener entre partido y partido.
-¿Y futbolísticamente?
-Ehhhhh, uno aspira a poder agregarle cosas en esos días de trabajo para que el equipo mejore en lo futbolístico y que Boca pueda ser un equipo ambicioso, con pretensiones, que maneje la pelota y los partidos. Además, uno no puede dar en la tecla rápido. Creo que hay un poco de todo, se ha ido perdiendo la confianza por las derrotas, por el mal comienzo, el cambio de entrenador. Intentaremos que Boca vuelva a ser el de antes, un equipo con carácter. Pero se verá con el tiempo.
-¿En junio a quién traés? Porque el domingo directamente diste por cerrado el semestre...
-Nooo, cuando hablé de junio no me referí a lo futbolístico, sino a lo que te dije recién, el poco tiempo de trabajo. También dije que muchas pruebas o ideas que uno puede hablarlas desde lo teórico con los jugadores las ensaya en los partidos. Por ejemplo, a los jugadores que puse contra Racing yo desconocía cómo estaban físicamente. Acá no quisimos consultar demasiado porque también está el aspecto futbolístico, que había que resolver.
-¿El cuerpo técnico anterior no te dejó ninguna información?
-Seguramente los datos médicos están. Pero nos faltó el conocimiento directo con el jugador. Fue muy rápido todo. Cuando llegué a Lanús algunos me decían que sacara a tal o cual jugador en los últimos minutos porque se podía lesionar, y quizá era el que mejor estaba jugando... Y yo al principio no lo podía definir porque no los conocía de primera mano. Ahora me pasa lo mismo. Salvo con Gago, Cata o Tevez, que fueron compañeros míos, no tengo referencias del resto...
-Hablando de lo físico, Javier Valdecantos tiene fama de ser un profe duro.
-Antes que nada, Valdecantos es muy profesional, es estudioso, con muchísima experiencia. Tiene la capacidad de estudiar lo que se hace día a día en los mejores equipos del mundo. Está actualizado con lo último en su materia. Y quizás alguno puede decir que es exigente, pero si querés un equipo duro, hay que entrenar duro.
-¿Y con lo que tenés acá, podés pelear hasta junio?
-Y... me gustaría tener a todos a disposición, hoy todavía no tenemos ni a Osvaldo ni a Pavón...
-¿Y con todos a disposición?
-Me gustaría conocerlos bien para dar una respuesta más exacta. Lo bueno es que son todos jugadores de buen pie, que ya han sido campeones hace cuatro meses. Hay que recuperarlos a todos para saber bien para qué están.
-¿Qué te hace dudar? ¿No tenés material para jugar como vos querés?
-Eso lo vamos a ir viendo. A mí me gusta una forma de jugar pero tampoco estoy cerrado a cambiarla.
-¿Cómo se explica que un equipo que fue bicampeón hace cuatro meses esté en este estado?
-Para mí es sorpresivo estar acá... Los resultados no se dieron y bueno...
-Pero los resultados son consecuencia de lo futbolístico... Ante River había momentos que el equipo no podía dar tres pases seguidos.
-Si uno supiera los motivos exactos sería mucho más fácil: se trabaja en ese aspecto y listo. Reitero, hace muy poco que estoy en el club como para tener una respuesta.
-¿Dónde pensás que Tevez rinde más?
-Tevez puede jugar de 9 o de segunda punta, al lado o atrás de un 9. Veremos dónde va a jugar, teniendo en cuenta qué otros delanteros tenemos. Ahora Osvaldo y Pavón están lesionados. Hablé con él y está bien, se siente bien. Son un montón de cosas que uno debe analizar además de lo anímico. Carlos se quiere quedar acá con la familia, y de la rodilla está bien. No ha tenido problemas ni con Racing ni ahora. Si no está al 100%, seré el primero que no lo voy a poner porque así no puede mostrar su mejor nivel. La exigencia de Boca es así, jugamos muchos partidos y nos tenemos que recuperar, prepararnos y ser profesionales.
-¿Te pasó alguna vez lo que le está pasando a Tevez?
-Supongo que sí... La verdad no recuerdo una situación así. Lo que pasa es que él tuvo un rendimiento excelente, y es difícil sostener ese rendimiento... Viene de jugar en ese nivel tres años en Italia, y antes en el Manchester City, y en el Manchester United...
-Suele pasar que los jugadores que vuelven de Europa son aviones en el primer semestre, pero después caen. ¿Lo ves así?
-No sé si es así. Yo estuve tres años y medio en Lanús y no trajimos a nadie de Europa (risas). Salvo Leto y se golpeó la cabeza... Yo creo que el roce que hay en el fútbol argentino es enorme. Me sorprendió el nivel que tuvo Carlitos cuando volvió, porque a todos les pasa, fijate que a los jugadores de la Selección, de Argentina o Brasil que vienen, les cuesta el roce del fútbol sudamericano.
-Pero Carlitos viene de Italia...
-Acá el roce es mayor. Allá capaz es más leal, acá el argentino, el sudamericano, es...
-¿Desleal?
-No, no, allá son más leales, acá van más al roce, a la pelea, a la lucha. No de manera desleal, pero te agarran el pantalón, la camiseta, la media. El fútbol italiano no es el de los 90, con los cambios de reglas en cuanto a las sanciones lo ha hecho distinto.
-¿Y a Carlitos no le estará pasando factura los casi 80 partidos que jugó casi sin descanso?
-Puede ser, pero él está bien. Contra River quizá se cansó, pero había jugado el jueves...
-¿A Gago lo vamos a ver siempre de cinco?
-Es su función natural, siempre ha jugado de ese modo. Es cierto que el Vasco lo ha utilizado de doble cinco y veremos si en algún momento necesitamos hacerlo así, pero esencialmente es cinco.
-¿No te gusta jugar con enganche?
-Sí, contra River jugamos con enganche.
-Pero a Lodeiro lo tirás de wing.
-Contra Racing tratamos de jugar con tres delanteros, con Lodeiro por afuera, no buscando la función clásica del típico puntero, sino para que enganche para adentro y se junte con Carlitos. Me gusta jugar con enganche, pero considero que uno es más agresivo con tres arriba.
-Algunos comentarios después del superclásico hablaban de un planteo de equipo chico, ¿Boca jugó muy atrás?
-Siempre que un clásico termina empatado el local canta eso de equipo chico. Creo que es más folklore que otra cosa. No creo que Boca se haya metido atrás, de repente River manejó la pelota y en los primeros 20-30 minutos hizo que nos defendamos más. Pero después fue un partido de mitad de cancha.
-Igual imagino que desde tu planteo y tu idea hubieses esperado un Boca más agresivo.
-También eran dos años de trabajo contra un día y medio. Yo creo que por más que suene a excusa, lo del cansancio influyó. En los primeros 30 no reaccionábamos, nos costó arrancar.
-¿En qué momento firmabas el empate?
-Nunca. Si me enojé cuando tiramos el centro que tiramos en el último minuto. Siempre creí que se podía ganar. Inclusive los cambios fueron puesto por puesto, no para cuidar el resultado. Y muchas veces te lleva el rival. Yo coincido con Gallardo que River manejó la pelota, pero no nos llegaron tanto.
-Ninguno de los últimos técnicos que asumieron en Boca estuvieron tan incómodos como vos.
-Y... todos tuvieron su tiempo de trabajo. El Vasco arrancó en la tercera, pero no tenía Libertadores, pero sí Sudamericana y se cruzó con River. Boca es así, para mí era más fácil esperar hasta el lunes y no jugar los dos clásicos...
-¿Y qué hubieran dicho? Que no te animaste...
-Exactamente. También creí que era un mensaje al plantel: acá estamos todos comprometidos de sacar esto adelante. Además era la misma emergencia, el Flaco Schiavi iba a dirigir al equipo con dos prácticas, yo lo hice con una. A mí me pareció que si Boca ya había elegido a un entrenador, debía asumir ya. Era mi responsabilidad...
-¿Por qué ahora le dijiste que sí a Boca?
-Porque antes siempre estaba con otros compromisos. Me habían llamado cuando todavía estaba en el Columbus Crew y yo ahí quería seguir jugando. Y las veces anteriores tenía contrato con Lanús y había dado la palabra.
-¿Ahora lo estabas esperando un poquito?
-La verdad, no. Me había ido a Italia y tuve que rescindir el contrato con el Palermo por el tema reglamentario.
-La señora que te recibió en Ezeiza fue una visionaria...
-Nooo, ya había salido en todos los medios que...
-¿Y no la viste venir? Porque cuando se anuncia tu salida de Palermo, a la noche Boca pierde con San Lorenzo.
-Para nada. De hecho yo renuncié el domingo y el miércoles se dio a conocer la noticia. Después pasó lo de San Lorenzo. Inclusive Gustavo, que tiene relación con el Vasco, lo llamó para decirle que nosotros no teníamos nada que ver. De Italia nos fuimos porque no podíamos ni entrar al vestuario los días de partido porque estaba la cámara y había que esquivarla. No podíamos entrar libremente como entrenadores porque figurábamos como dirigentes, no podíamos dar indicaciones, no teníamos un comportamiento normal de un entrenador. La verdad es que me sentí incómodo, me sentí en un lugar en que la ley no me permitía trabajar, por eso renunciamos.
-En ese breve lapso que estuviste, ¿qué cosas te sorprendieron?
-En los 27 días que estuvimos, ningún jugador tuvo un problema. Ni con el hijo, ni con la mujer, ni con el auto, ni con un dolorcito. Todos lo que decíamos lo hacían. Es un poco lo que le falta al fútbol de Sudamérica. Es un problema de maduración, más que de falta de profesionalismo.
-¿Y cómo viste el fútbol italiano?
-Muy fuerte, físicamente claro. En lo técnico, en lo individual, es igual que nosotros. Es un fútbol de hombres. No le dan tanta vuelta con lo físico o lo táctico. Uno ataca, uno defiende. Cuando se roba la pelota los roles se invierten. Así de directo...
Irremediablemente, la nota tendrá que empezar por la anécdota, que a la vez pinta tanto al personaje como a esta realidad de Boca que necesita tanto de una mejora en su realidad futbolística como de cuanto gualicho o amuleto de la suerte se le pueda cruzar en su camino. En el fútbol, como en la guerra o en el amor, todo vale, al menos para salir de la mala.
-¿Te llamó Bianchi?
-Sí, me llamó. En realidad me mandó un mensaje pero todavía no pude comunicarme. Estaba de viaje, Carlos. Seguramente voy a estar en contacto con él cuando vuelva. Además, tampoco tuve demasiado tiempo en estos días como para dedicarle un tiempo.
-¿Habrá servido el mensaje para conseguir el empate el domingo?
-Noooo, a Carlos lo voy a usar para ganar, jajaja.
-¿Cómo lo vas a usar, le vas a pedir un consejo, una mirada suya?
-Y... va a tener que venir acá a la cancha (risas). El me vino a ver cuando jugamos la final de la liga de Estados Unidos con el Columbus Crew. Estábamos todos formados para el himno, y cuando miro para el frente lo veo, ahí parado, en un palco. En un momento cruzamos miradas y lo veo me hace un gesto así, bajando la cabeza tipo reverencia. Dije listo, triunfo asegurado. Los de Nueva York ni se imaginaban lo que se venía (más risas).
-Fue como la bendición del Papa, digamos.
-Sí. Con ese gesto, listo. Ya está. Sentenció el partido.
Ya lejos de la broma, Guillermo Barros Schelotto se pone serio para hablar de Boca. No se muestra ni optimista ni pesimista, un realismo crudo, directo al mentón, surca cada respuesta, cada análisis. No promete otra cosa que dedicación, trabajo en las dosis homeopáticas que impone una agenda apretada. Prometer nunca, rendirse jamás...
-¿Boca está mejor, igual o peor de lo que vos te esperabas?
-Igual, yo sabía que las cosas no estaban bien en muchos aspectos, pero también cuento con un buen plantel, con muchos jugadores de calidad. Uno tiene que apostar a trabajar para sacar lo mejor de ellos. En los tres aspectos -físico, anímico y futbolístico- hay problemas que, de hecho, terminaron en el cambio de entrenador. Si esto fuera fácil, cualquiera lo haría. Quiero aclarar que sólo hablo desde el miércoles pasado, no hablo del Vasco o de las etapas anteriores. Tengo un diagnóstico, una crítica formada pero sólo hablo desde el momento en que asumí.
-Los técnicos dicen que el jugador de más calidad asume más rápido los conceptos. ¿Te está pasando eso, podés ahorrar tiempo ahí?
-Sí, el tema es que no puedo entrenar. Llevamos menos de una semana, jugamos dos clásicos y con los que jugaron contra Racing y contra River no pudimos entrenar. Y nos vamos a La Paz...
-¿Qué es lo que más te preocupa?
-Eso, el poco tiempo de trabajo que vamos a tener entre partido y partido.
-¿Y futbolísticamente?
-Ehhhhh, uno aspira a poder agregarle cosas en esos días de trabajo para que el equipo mejore en lo futbolístico y que Boca pueda ser un equipo ambicioso, con pretensiones, que maneje la pelota y los partidos. Además, uno no puede dar en la tecla rápido. Creo que hay un poco de todo, se ha ido perdiendo la confianza por las derrotas, por el mal comienzo, el cambio de entrenador. Intentaremos que Boca vuelva a ser el de antes, un equipo con carácter. Pero se verá con el tiempo.
-¿En junio a quién traés? Porque el domingo directamente diste por cerrado el semestre...
-Nooo, cuando hablé de junio no me referí a lo futbolístico, sino a lo que te dije recién, el poco tiempo de trabajo. También dije que muchas pruebas o ideas que uno puede hablarlas desde lo teórico con los jugadores las ensaya en los partidos. Por ejemplo, a los jugadores que puse contra Racing yo desconocía cómo estaban físicamente. Acá no quisimos consultar demasiado porque también está el aspecto futbolístico, que había que resolver.
-¿El cuerpo técnico anterior no te dejó ninguna información?
-Seguramente los datos médicos están. Pero nos faltó el conocimiento directo con el jugador. Fue muy rápido todo. Cuando llegué a Lanús algunos me decían que sacara a tal o cual jugador en los últimos minutos porque se podía lesionar, y quizá era el que mejor estaba jugando... Y yo al principio no lo podía definir porque no los conocía de primera mano. Ahora me pasa lo mismo. Salvo con Gago, Cata o Tevez, que fueron compañeros míos, no tengo referencias del resto...
-Hablando de lo físico, Javier Valdecantos tiene fama de ser un profe duro.
-Antes que nada, Valdecantos es muy profesional, es estudioso, con muchísima experiencia. Tiene la capacidad de estudiar lo que se hace día a día en los mejores equipos del mundo. Está actualizado con lo último en su materia. Y quizás alguno puede decir que es exigente, pero si querés un equipo duro, hay que entrenar duro.
-¿Y con lo que tenés acá, podés pelear hasta junio?
-Y... me gustaría tener a todos a disposición, hoy todavía no tenemos ni a Osvaldo ni a Pavón...
-¿Y con todos a disposición?
-Me gustaría conocerlos bien para dar una respuesta más exacta. Lo bueno es que son todos jugadores de buen pie, que ya han sido campeones hace cuatro meses. Hay que recuperarlos a todos para saber bien para qué están.
-¿Qué te hace dudar? ¿No tenés material para jugar como vos querés?
-Eso lo vamos a ir viendo. A mí me gusta una forma de jugar pero tampoco estoy cerrado a cambiarla.
-¿Cómo se explica que un equipo que fue bicampeón hace cuatro meses esté en este estado?
-Para mí es sorpresivo estar acá... Los resultados no se dieron y bueno...
-Pero los resultados son consecuencia de lo futbolístico... Ante River había momentos que el equipo no podía dar tres pases seguidos.
-Si uno supiera los motivos exactos sería mucho más fácil: se trabaja en ese aspecto y listo. Reitero, hace muy poco que estoy en el club como para tener una respuesta.
-¿Dónde pensás que Tevez rinde más?
-Tevez puede jugar de 9 o de segunda punta, al lado o atrás de un 9. Veremos dónde va a jugar, teniendo en cuenta qué otros delanteros tenemos. Ahora Osvaldo y Pavón están lesionados. Hablé con él y está bien, se siente bien. Son un montón de cosas que uno debe analizar además de lo anímico. Carlos se quiere quedar acá con la familia, y de la rodilla está bien. No ha tenido problemas ni con Racing ni ahora. Si no está al 100%, seré el primero que no lo voy a poner porque así no puede mostrar su mejor nivel. La exigencia de Boca es así, jugamos muchos partidos y nos tenemos que recuperar, prepararnos y ser profesionales.
-¿Te pasó alguna vez lo que le está pasando a Tevez?
-Supongo que sí... La verdad no recuerdo una situación así. Lo que pasa es que él tuvo un rendimiento excelente, y es difícil sostener ese rendimiento... Viene de jugar en ese nivel tres años en Italia, y antes en el Manchester City, y en el Manchester United...
-Suele pasar que los jugadores que vuelven de Europa son aviones en el primer semestre, pero después caen. ¿Lo ves así?
-No sé si es así. Yo estuve tres años y medio en Lanús y no trajimos a nadie de Europa (risas). Salvo Leto y se golpeó la cabeza... Yo creo que el roce que hay en el fútbol argentino es enorme. Me sorprendió el nivel que tuvo Carlitos cuando volvió, porque a todos les pasa, fijate que a los jugadores de la Selección, de Argentina o Brasil que vienen, les cuesta el roce del fútbol sudamericano.
-Pero Carlitos viene de Italia...
-Acá el roce es mayor. Allá capaz es más leal, acá el argentino, el sudamericano, es...
-¿Desleal?
-No, no, allá son más leales, acá van más al roce, a la pelea, a la lucha. No de manera desleal, pero te agarran el pantalón, la camiseta, la media. El fútbol italiano no es el de los 90, con los cambios de reglas en cuanto a las sanciones lo ha hecho distinto.
-¿Y a Carlitos no le estará pasando factura los casi 80 partidos que jugó casi sin descanso?
-Puede ser, pero él está bien. Contra River quizá se cansó, pero había jugado el jueves...
-¿A Gago lo vamos a ver siempre de cinco?
-Es su función natural, siempre ha jugado de ese modo. Es cierto que el Vasco lo ha utilizado de doble cinco y veremos si en algún momento necesitamos hacerlo así, pero esencialmente es cinco.
-¿No te gusta jugar con enganche?
-Sí, contra River jugamos con enganche.
-Pero a Lodeiro lo tirás de wing.
-Contra Racing tratamos de jugar con tres delanteros, con Lodeiro por afuera, no buscando la función clásica del típico puntero, sino para que enganche para adentro y se junte con Carlitos. Me gusta jugar con enganche, pero considero que uno es más agresivo con tres arriba.
-Algunos comentarios después del superclásico hablaban de un planteo de equipo chico, ¿Boca jugó muy atrás?
-Siempre que un clásico termina empatado el local canta eso de equipo chico. Creo que es más folklore que otra cosa. No creo que Boca se haya metido atrás, de repente River manejó la pelota y en los primeros 20-30 minutos hizo que nos defendamos más. Pero después fue un partido de mitad de cancha.
-Igual imagino que desde tu planteo y tu idea hubieses esperado un Boca más agresivo.
-También eran dos años de trabajo contra un día y medio. Yo creo que por más que suene a excusa, lo del cansancio influyó. En los primeros 30 no reaccionábamos, nos costó arrancar.
-¿En qué momento firmabas el empate?
-Nunca. Si me enojé cuando tiramos el centro que tiramos en el último minuto. Siempre creí que se podía ganar. Inclusive los cambios fueron puesto por puesto, no para cuidar el resultado. Y muchas veces te lleva el rival. Yo coincido con Gallardo que River manejó la pelota, pero no nos llegaron tanto.
-Ninguno de los últimos técnicos que asumieron en Boca estuvieron tan incómodos como vos.
-Y... todos tuvieron su tiempo de trabajo. El Vasco arrancó en la tercera, pero no tenía Libertadores, pero sí Sudamericana y se cruzó con River. Boca es así, para mí era más fácil esperar hasta el lunes y no jugar los dos clásicos...
-¿Y qué hubieran dicho? Que no te animaste...
-Exactamente. También creí que era un mensaje al plantel: acá estamos todos comprometidos de sacar esto adelante. Además era la misma emergencia, el Flaco Schiavi iba a dirigir al equipo con dos prácticas, yo lo hice con una. A mí me pareció que si Boca ya había elegido a un entrenador, debía asumir ya. Era mi responsabilidad...
-¿Por qué ahora le dijiste que sí a Boca?
-Porque antes siempre estaba con otros compromisos. Me habían llamado cuando todavía estaba en el Columbus Crew y yo ahí quería seguir jugando. Y las veces anteriores tenía contrato con Lanús y había dado la palabra.
-¿Ahora lo estabas esperando un poquito?
-La verdad, no. Me había ido a Italia y tuve que rescindir el contrato con el Palermo por el tema reglamentario.
-La señora que te recibió en Ezeiza fue una visionaria...
-Nooo, ya había salido en todos los medios que...
-¿Y no la viste venir? Porque cuando se anuncia tu salida de Palermo, a la noche Boca pierde con San Lorenzo.
-Para nada. De hecho yo renuncié el domingo y el miércoles se dio a conocer la noticia. Después pasó lo de San Lorenzo. Inclusive Gustavo, que tiene relación con el Vasco, lo llamó para decirle que nosotros no teníamos nada que ver. De Italia nos fuimos porque no podíamos ni entrar al vestuario los días de partido porque estaba la cámara y había que esquivarla. No podíamos entrar libremente como entrenadores porque figurábamos como dirigentes, no podíamos dar indicaciones, no teníamos un comportamiento normal de un entrenador. La verdad es que me sentí incómodo, me sentí en un lugar en que la ley no me permitía trabajar, por eso renunciamos.
-En ese breve lapso que estuviste, ¿qué cosas te sorprendieron?
-En los 27 días que estuvimos, ningún jugador tuvo un problema. Ni con el hijo, ni con la mujer, ni con el auto, ni con un dolorcito. Todos lo que decíamos lo hacían. Es un poco lo que le falta al fútbol de Sudamérica. Es un problema de maduración, más que de falta de profesionalismo.
-¿Y cómo viste el fútbol italiano?
-Muy fuerte, físicamente claro. En lo técnico, en lo individual, es igual que nosotros. Es un fútbol de hombres. No le dan tanta vuelta con lo físico o lo táctico. Uno ataca, uno defiende. Cuando se roba la pelota los roles se invierten. Así de directo...
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