Juan Carlos Crespi, amigo personal de Alfio Basile: "No sé si habrá que elegir entre Bianchi y Basile, pero los problemas existen y los conocemos todos, como existieron entre Bianchi e Ischia pese a que eran amigos. No es el plantel ni la economía del club: el problema está en quien conduce la estructura del fútbol. Antes había un cuerpo técnico, estábamos José Beraldi y yo y manejábamos el fútbol entre las dos partes. Ahora el cuerpo técnico está supeditado a lo que resuelva el manager e incluso a algunos dirigentes de fútbol. Yo creo que Bianchi y Basile son incompatibles".
Cuando Basile leyó en los diarios de la mañana sobre el convenio que unirá a Peñarol con Boca fue hasta la oficina del manager, entró sonriente y salió de la misma manera con la respuesta que esperaba: el Virrey le dijo que desconocía el tema, y el DT se tranquilizó al saber que no le estaban imponiendo ningún refuerzo. Luego, fueron rumbo al vestuario, charlaron sobre cuestiones relacionadas con la pretemporada y hasta con la necesidad de incorporar un defensor si finalmente, como parece, Julio Cáceres deja el club a fin de año.
¿Y la incompatibilidad? Contesta Bianchi ante la consulta de Olé: "Con Coco estamos muy bien, nos llevamos bien. Tenemos una relación correcta. Le dije que no se volviera loco con las cosas que escuchaba porque lo que querían hacer era precisamente volvernos locos a nosotros", contó el Virrey, quien ya el día anterior había aclarado que no tenía pensado ser técnico de Boca "en enero". No son inusuales estos encuentros fugaces e incluso algunos más prolongados entre los dos. Cada tanto, se juntan a comer asado con todo el cuerpo técnico y los cancheros. Y en el entorno de Basile reconocen que la relación es buena, y que los problemas en cambio se dan con otros integrantes de la CD.
Bianchi y Basile no necesariamente coinciden en todo, pero conviven. Hay diferencias de criterio, hay formas de trabajo distintas y diferente gusto en cuanto a jugadores, pero hasta ahora eso no fue motivo de choques: "Yo en lo futbolístico no me meto, no corresponde", suele aclarar Bianchi, más allá de lo mucho que les gustaría a algunos dirigentes.
Si bien Crespi sostiene que "Basile pidió refuerzos, nombres y apellidos, pero trajeron otra cosa, que no era lo que él quería", ninguno de los jugadores que le trajeron al Coco llegó sin su aprobación. Ni siquiera el uruguayo Gunino (el DT aceptó de buena gana y hasta en su momento elogió). Lejos del proceder de los directores deportivos europeos, hasta ahora Bianchi les da prioridad a los técnicos a la hora de definir. No compró, de hecho, a Matías Giménez, porque en su momento Ischia no lo quiso. Y respetó algunos nombres por los que el Coco insistió pese a que había variantes que a él le gustaban más. Es más: ése fue uno de los pedidos de la dirigencia, darle todo (no pudieron cumplirle en el delantero porque costaba más que Palacio) "para que después no haya excusas si las cosas no salen".
"Hay tipos que lo único que intentan es enfrentarlos para sacar sus réditos políticos de cara al 2011. Yo te puedo asegurar que hoy por hoy están más preocupados por recuperar a Battaglia y a Riquelme y por arreglar sus contratos que por hablar de refuerzos", confiesa un hombre de buen trato con ambos.
Fuente: Olé
Cuando Basile leyó en los diarios de la mañana sobre el convenio que unirá a Peñarol con Boca fue hasta la oficina del manager, entró sonriente y salió de la misma manera con la respuesta que esperaba: el Virrey le dijo que desconocía el tema, y el DT se tranquilizó al saber que no le estaban imponiendo ningún refuerzo. Luego, fueron rumbo al vestuario, charlaron sobre cuestiones relacionadas con la pretemporada y hasta con la necesidad de incorporar un defensor si finalmente, como parece, Julio Cáceres deja el club a fin de año.
¿Y la incompatibilidad? Contesta Bianchi ante la consulta de Olé: "Con Coco estamos muy bien, nos llevamos bien. Tenemos una relación correcta. Le dije que no se volviera loco con las cosas que escuchaba porque lo que querían hacer era precisamente volvernos locos a nosotros", contó el Virrey, quien ya el día anterior había aclarado que no tenía pensado ser técnico de Boca "en enero". No son inusuales estos encuentros fugaces e incluso algunos más prolongados entre los dos. Cada tanto, se juntan a comer asado con todo el cuerpo técnico y los cancheros. Y en el entorno de Basile reconocen que la relación es buena, y que los problemas en cambio se dan con otros integrantes de la CD.
Bianchi y Basile no necesariamente coinciden en todo, pero conviven. Hay diferencias de criterio, hay formas de trabajo distintas y diferente gusto en cuanto a jugadores, pero hasta ahora eso no fue motivo de choques: "Yo en lo futbolístico no me meto, no corresponde", suele aclarar Bianchi, más allá de lo mucho que les gustaría a algunos dirigentes.
Si bien Crespi sostiene que "Basile pidió refuerzos, nombres y apellidos, pero trajeron otra cosa, que no era lo que él quería", ninguno de los jugadores que le trajeron al Coco llegó sin su aprobación. Ni siquiera el uruguayo Gunino (el DT aceptó de buena gana y hasta en su momento elogió). Lejos del proceder de los directores deportivos europeos, hasta ahora Bianchi les da prioridad a los técnicos a la hora de definir. No compró, de hecho, a Matías Giménez, porque en su momento Ischia no lo quiso. Y respetó algunos nombres por los que el Coco insistió pese a que había variantes que a él le gustaban más. Es más: ése fue uno de los pedidos de la dirigencia, darle todo (no pudieron cumplirle en el delantero porque costaba más que Palacio) "para que después no haya excusas si las cosas no salen".
"Hay tipos que lo único que intentan es enfrentarlos para sacar sus réditos políticos de cara al 2011. Yo te puedo asegurar que hoy por hoy están más preocupados por recuperar a Battaglia y a Riquelme y por arreglar sus contratos que por hablar de refuerzos", confiesa un hombre de buen trato con ambos.
Fuente: Olé
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